En un mundo corporativo cada vez más digitalizado y competitivo, donde se apuesta por el talento y las competencias individuales, controlar la integridad en las evaluaciones de las formaciones internas cobra una gran importancia, ya que permite garantizar la veracidad de los certificados y la honradez de los empleados.
Algunos de los desafíos actuales a los que se enfrentan las empresas en la supervisión de exámenes en entornos corporativos son la suplantación de identidad y el fraude, al mismo tiempo que se adaptan a modelos de evaluación remotos.
En este sentido, el proctoring se ha convertido en una herramienta indispensable en algunas compañías para garantizar la validez de sus programas de formación y desarrollo de talento, ya que permite la supervisión remota utilizando tecnologías avanzadas como inteligencia artificial, reconocimiento facial y análisis de comportamiento.
En este artículo te contamos qué es el proctoring, qué detecta y cuáles son sus beneficios y sus retos frente a las trampas que facilita la IA.
¿Qué es el proctoring?

El término lo adoptamos de la palabra inglesa ‘proctor’, que es la persona encargada de supervisar los exámenes y asegurar el cumplimiento de las normas. Entonces, hablamos de proctoring cuando nos referimos a las técnicas de supervisión remota de evaluaciones o exámenes para garantizar su integridad.
Para esto se utilizan herramientas y tecnologías como la inteligencia artificial, el reconocimiento facial, el análisis de comportamiento o la grabación en tiempo real a través de la webcam, que permiten monitorear a las personas que se encuentran delante de la pantalla, controlando que sigan las reglas establecidas.
Esta supervisión remota pretende detectar movimientos irregulares, confirmar la identidad de la persona examinada, comprobar si hay más personas en la sala e incluso observar movimientos oculares sospechosos.
Muchas herramientas de proctoring pueden incorporarse directamente en la plataforma de e-learning seleccionada para realizar el curso y la evaluación remota. Un ejemplo de este tipo de herramientas es Smowl, un software de proctoring que se puede integrar directamente en los LMS.
Beneficios del proctoring en la formación corporativa
- Garantiza la integridad y credibilidad de las certificaciones internas: las empresas pueden certificar que sus empleados han completado la formación de una forma legítima, confirmando que las certificaciones obtenidas son válidas y acordes a las habilidades de cada empleado.
- Facilita evaluaciones remotas sin comprometer la calidad: poder controlar a distancia facilita que los empleados puedan realizar los cursos y las evaluaciones en cualquier lugar del mundo sin comprometer la calidad, algo muy útil en la era del trabajo híbrido y remoto.
- Facilita la escalabilidad de los programas de formación: facilita la posibilidad de expandir las formaciones a otras regiones y llegar a aquellos empleados que no trabajan de forma presencial.
- Reduce costes y optimiza la logística asociada a evaluaciones presenciales: puede parecer algo obvio, pero al eliminar la necesidad de aulas físicas, desplazamientos y supervisores en persona, las empresas pueden reducir la logística y los costes asociados a las formaciones.
- Reducen posibles errores humanos en la supervisión: permiten realizar una supervisión más objetiva, controlando movimientos en la pantalla y en el entorno del examinado que a una persona se le podrían escapar.
- Mejora la experiencia del usuario: reduce el estrés de examinarse de forma presencial y permite adaptar las evaluaciones al horario de los empleados, ya que no depende de ningún examinador físico.
Tipos de proctoring

Existen diferentes tipos de proctoring, dependiendo del tipo de tecnología utilizada o el nivel de intervención humana, podemos diferenciar varias técnicas de supervisión de exámenes remotos.
Supervisión en directo
En este caso la empresa cuenta con una persona al otro lado de la pantalla que supervisa en directo con video y audio la evaluación. Esto permite controlar e intervenir en cualquier momento si detecta algún comportamiento sospechoso o el empleado necesita asistencia con algún problema técnico.
Este método cuenta con la ventaja de poder comunicarse con el examinado de forma inmediata esté donde esté y resolver cualquier duda o problema, aunque no es el ideal cuando se trata de observar a un gran número de personas al mismo tiempo, ya que sería necesario contar con múltiples supervisores y generaría costes adicionales.
Supervisión automatizada basada en IA
Este es el método más avanzado, con la ayuda de la tecnología, es posible supervisar el examen de manera completamente autónoma. Los algoritmos y la inteligencia artificial pueden detectar comportamientos sospechosos, como mirar fuera de la pantalla, realizar movimientos extraños o utilizar dispositivos móviles para encontrar las respuestas.
La mayor ventaja de este método es que elimina por completo la necesidad de contar con una persona analizando la imagen y permite supervisar a un gran número de empleados al mismo tiempo. Aunque esta tecnología no es perfecta, cabe la posibilidad de que detecte comportamientos legítimos como cambiar de posición o recogerse el pelo como algo irregular.
Protección de datos
Utilizar técnicas de proctoring que requieren la grabación de video, audio y pantalla implica la recolección de información y datos sensibles como gestos, patrones de comportamiento e incluso en algunos casos datos biométricos.
Por esta razón, el proctoring está sujeto a regulaciones de protección de datos estrictas. En la Ley Orgánica 3/2018 de Protección de Datos Personales y Garantía de los Derechos Digitales (LOPDGDD) se comprenden todas estas normativas sobre el tratamiento de datos, los derechos digitales y la privacidad en el ámbito laboral.
Las empresas deben informar y justificar el uso de herramientas de control como el proctoring, qué datos se recogerán, para qué se usarán, quién los almacenará y durante cuánto tiempo. Esto lo deben informar expresamente a través de un formulario, una casilla de aceptación antes de comenzar la evaluación o en el contrato de trabajo para que los empleados puedan tomar una decisión informada. No cumplir con esto puede suponer la sanción y multas millonarias para las compañías.
Si un empleado desea revocar su aceptación y pedir que se eliminen sus datos, está en todo su derecho a hacerlo. Para ello, puede contactar con el departamento encargado de la empresa o reclamar ante la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD).
El proctoring como solución a las trampas que facilita la IA

La llegada de la inteligencia artificial hace unos años revolucionó la forma en la que obtenemos información. Gracias a herramientas como ChatGPT, asistentes de escritura avanzados y generadores de contenido, es cada vez más fácil obtener respuestas inmediatas a cualquier duda o pregunta.
Aparte de ser los asistentes ideales, estas herramientas también han dado pie a nuevas formas de fraude en exámenes y certificaciones, haciendo más fácil para los estudiantes y empleados encontrar respuestas en tiempo real sin ser detectados. Y, aunque existen detectores de plagio IA, los software de proctoring también se presentan como una solución a estas trampas durante los exámenes.
Algunas de estas tecnologías más avanzadas utilizan incluso deepfakes de voz y vídeo que podrían permitir suplantaciones de identidad en exámenes remotos. Otros dispositivos de IA más modernos, como las gafas inteligentes Ray-Ban Meta o asistentes de voz ocultos, también pueden usarse para obtener respuestas sin levantar sospechas.
En este sentido, los sistemas de proctoring están evolucionando para hacer frente a todas estas trampas cada vez más sofisticadas y creativas. Una herramienta de proctoring avanzada puede detectar movimientos oculares sospechosos, por ejemplo, si alguien consulta respuestas en un teléfono móvil mientras está realizando el examen, podrá detectar los movimientos irregulares de los ojos.
Pueden también detectar cambios de postura, movimientos y expresiones faciales, por ejemplo, si una persona se levanta, sale del encuadre o parece estar hablando con alguien más en la sala, la herramienta marcará estos comportamientos como algo sospechoso.
El uso anómalo del teclado, el ratón o los patrones inusuales de respuesta también pueden ser indicadores de que algo no está del todo bien. Por ejemplo, si el examinado intenta abrir otra pestaña durante el examen o realiza largas pausas antes de introducir una respuesta perfectamente escrita y estructurada, podría ser una señal de que ha copiado el contenido de otro lado.
Además de esto, las herramientas de proctoring están en constante mejora y optimización, aprendiendo e identificando conductas atípicas según los patrones de respuesta de otros usuarios.
¿Podría la IA ser un arma de doble filo en el proctoring?

Si bien la inteligencia artificial ha reformulado el proctoring, haciéndolo más eficiente y preciso en la detección de conductas irregulares, también plantea algunos desafíos de cara a los falsos positivos, las preocupaciones sobre la privacidad y los sesgos en los algoritmos.
Detección errónea de anomalías
La inteligencia artificial, aunque muy avanzada, no es perfecta. En ocasiones puede llegar a generar falsos positivos, detectando erróneamente algunos movimientos legítimos y marcándolos como algo sospechoso.
Por ejemplo, un empleado podría moverse por incomodidad, tener a un familiar en la habitación o llevar unas gafas donde se detectase un movimiento ocular erróneo a causa de un reflejo. Esto podría resultar en una sanción o suspensión del examen injusta.
Problemas de privacidad
Las herramientas de proctoring recopilan y almacenan información de carácter muy sensible. Esto podría generar preocupación en cuanto a posibles filtraciones si no están bien protegidos o si hay un tratamiento indebido de estos datos.
Además, algunas herramientas solicitan acceso a la cámara, el micrófono y la pantalla, algo que muchos pueden llegar a considerar como excesivo e invasivo. En entornos de trabajo, puede dar la sensación de vigilancia extrema por parte de la compañía y generar incomodidad.
Sesgos algorítmicos
Los algoritmos pueden haber sido entrenados con ciertos grupos de población más que con otros. Esta base de datos poco diversa puede acabar dando resultados poco precisos o erróneos. Por ejemplo, enfermedades que no han sido consideradas como ciertas discapacidades, el TDAH o algunos tics nerviosos, pueden hacer que una persona se mueva más de lo habitual.
Aparte de esto, estudios del Instituto Nacional de Estándares y Tecnología de Estados Unidos sugieren que existe un sesgo entre personas de piel clara y piel más oscura, siendo el reconocimiento facial menos preciso en estas últimas.
Aunque el proctoring y la tecnología de inteligencia artificial no son perfectos y todavía enfrentan algunos retos, es innegable que, en el contexto de la formación interna en las empresas, se ha convertido en un aliado clave para garantizar la validez y credibilidad de las certificaciones, asegurando que los empleados realmente poseen las habilidades y competencias de las cuales se han examinado.